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martes, 8 de diciembre de 2015

Qué dice el último informe de Jorge Todesca, el futuro director del Indec

La consultora Finsoport, de Jorge Todesca, diagnosticó lo que ocurriría con una devaluación del tenor que se viene anticipando en los últimos meses.


¿Qué diagnóstico hace sobre la economía Jorge Todesca, el director del Indec designado por Mauricio Macri? Finsoport, la consultora que dirige y cuyas mediciones sobre la inflación le valieron una causa judicial con el ex secretario de Comercio Guillermo Moreno, publicó en su último informe qué ocurriría en caso de producirse una fuerte devaluación, tal como se prevé que suceda cuando el próximo Gobierno efectivice su promesa de liberar el tipo de cambio.
Para determinar el impacto una eventual depreciación de la moneda, Todesca trazó similitudes entre la coyuntura económica actual y las de los últimos saltos devaluatorios que se produjeron en el país (2002, 2008, 2014). En el mencionado trabajo, sacó como conclusión que un desplome del peso produciría un pass-through (traslado) de sus efectos al total de los precios de la economía. La reflexión choca con la postura de algunos economistas del gabinete de Macri, que sostienen el Gobierno "ya devaluó" y el mercado se están manejando con valores cercanos al del dólar libre, que cotiza a 15 pesos.
Al ponderar cada devaluación, Finsoport determinó que el escenario presente es parecido al de enero de 2014, cuando el Gobierno devaluó un 27% el peso y se generó una inflación anual del 39 por ciento.
"Las condiciones iniciales eran las más adversas de las tres devaluaciones: elevada inercia inflacionaria (30 por ciento), bajo desempleo, leve expansión económica y estabilidad en los precios internacionales de los commodities alimenticios", agrega. Además, el documento recuerda que el déficit fiscal había alcanzado al 5% del producto bruto interno (PBI) y la expansión monetaria se ubicaba en el 22% promedio anual. "El traslado a precios fue total y la inflación ascendió al 39 por ciento anual", subrayó.
En este sentido, la consultora advirtió que "el contexto económico actual se asemeja al que existía en enero de 2014: elevada inercia inflacionaria (25 por ciento), bajo desempleo y actividad económica en leve expansión". El déficit trepa al 6% del PBI y la expansión monetaria llega al 33% anual.
"En ese contexto, una devaluación probablemente generaría un pass through (traslado) elevado y, en consecuencia, un bajo impacto sobre el tipo de cambio real, es decir sobre la competitividad", sostuvo el trabajo.
Por lo tanto, Finsoport descree que el ajuste en el tipo de cambio vaya a generar un verdadero repunte en la dinámica económica como ocurrió en 2002, cuando el cambio nominal se depreció 260 por ciento. Entonces no hubo una espiral inflacionaria, aunque sí un fuerte deterioro del salario real.
"No existía inercia inflacionaria y la elevada recesión y el alto desempleo vigentes no sólo eran una barrera al incremento de los precios internos, sino que el aumento casi inmediato de la producción, combinado con la elevada capacidad ociosa, permitieron una importante absorción de los costos fijos en lugar de un aumento de precios", explicó el reporte.
Además, en 2002 estaba vigente un esquema de un presupuesto equilibrado y la no utilización de la emisión monetaria como vía de financiamiento del gasto público, a pesar de la muy baja recaudación tributaria existente. "El resultado fue que sólo se trasladó a precios un 16% de la devaluación y el tipo de cambio real mejoró un 137 por ciento", calculó.
En tanto, el ajuste cambiario de 2008 se produjo en el medio de la crisis internacional originada por el sector hipotecario estadounidense y los créditos subprime. Entonces, el precio oficial del dólar pasó de $3,10 a finales de septiembre de 2008 a $3,85 en agosto de 2009, una caída de 25 por ciento.
Pese a que dicho contexto contaba con una elevada inflación de 25% y un desempleo del 10 por ciento, la devaluación fue "exitosa" en términos de precios debido a dos variables: por un lado, hubo una drástica reducción en los precios internacionales de las commodities alimenticios (-23 por ciento) y una caída sensible en el nivel de actividad (-3 por ciento en 2009). "La devaluación tuvo nulo traslado a precios, más aun, la tasa de inflación se redujo a la mitad", precisó el informe

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