A pesar de que el Gobierno mantuvo una pésima relación con Jorge Bergoglio cuando era Arzobispo de Buenos Aires, el actual Papa tiene muchos simpatizantes en el mundo K. Uno de los que más se alegró del nombramiento de Francisco fue el secretario de Comercio, Guillermo Moreno.
Al polémico
funcionario le gusta que el Papa sea peronista. Y el viernes
pasado en una reunión con empresarios se dio un tiempo para destacar la
elección de Bergoglio: "Les pido disculpas a los que no son creyentes.
Pero yo soy muy creyente y tenemos que acompañar la felicidad del pueblo de
tener un papa argentino y peronista. Quiero que le demos por un minuto un
fuerte aplauso al Papa peronista", arengó Morneo
ante los empresarios.
No es el único
kirchnerista que lo aprecia. El vicegobernador, Gabriel
Mariotto, también destacó su extracción partidaria y dijo que
tiene militancia y una visión tercermundista.
En la misma línea lo
defendieron el dirigente del Movimiento Evita, Emilio
Pérsico, y el diputado provincial, Fernando
"Chino" Navarro.
Lo cierto es que en el
Gobierno ahora deberán acercarse y limar las diferencias que mantienían con
Bergoglio. Ahora es nada más ni nada menos que el Papa: lo que la Iglesia siempre
consideró "el representante de Dios en la tierra".
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