Es la cuarta vez en el día que escriben el nombre de su
candidato. Miles de fieles aguardan la fumata en la plaza San Pedro para saber
si hay nuevo papa
La fumata negra del miércoles por la mañana en el Vaticano
Tal como sucedió en la primera jornada, durante la mañana
del segundo día de cónclave para elegir al nuevo papa hubo fumata negra.
Alrededor de las 11:40 hora local (10:40 GMT), salió el humo por la chimenea.
Así, los fieles católicos en el mundo deberán aguardar al menos hasta esta
tarde para conocer a su nuevo papa.
Los 115 cardenales no
consiguieron alcanzar los dos tercios de votos necesarios para designar al
reemplazante de Benedicto XVI.
Para analistas de
temas eclesiásticos, la votación definitiva, la de la fumata blanca, podría
ocurrir este miércoles, apenas un día después del inicio de las deliberaciones.
En la jornada habrá cuatro veces: dos por la mañana y otras dos por la tarde.
De no conseguirse la cantidad de votos necesarios para la
elección del nuevo papa entre este miércoles y el jueves, y después de tres
días de votación, los cardenales tendrán una jornada de descanso para la
oración y reflexión. Y reanudarán sus actividades otros tres días.
En cuanto a las
fumatas, si es elegido el nuevo papa en alguna de las votaciones, saldrá humo
blanco y habrá concluido el cónclave. Cuando eso ocurra, sonará una campana en
la Basílica de San Pedro y a más tardar en una hora, el hombre elegido se
asomará al balcón y se conocerá su nombre.
Respecto a los
favoritos para quedarse con la conducción de la Iglesia Católica, en las
últimas semanas han comenzado a circular distintos nombres. El italiano Angelo
Scola, el ghanés Peter Turkson y el camarlengo Tarcisio Bertone (otro italiano)
lideraban las apuestas hasta hace unos días.
Pero el panorama
cambió en las horas previas al inicio del cónclave. Scola sigue al frente y es
el favorito, pero en el segundo lugar se ha posicionado el brasileño Odilo
Scherer.
Lo cierto es que son
especulaciones y habrá que esperar a lo que suceda en estas jornadas decisivas. Estaba asumido que la fumata del martes
tendría color oscuro, pero las votaciones previstas para este miércoles en la
Capilla Sixtina podrían deparar la proclamación del nuevo papa con las
papeletas de, al menos, 77 cardenales (115 conforman el cuerpo electoral).
De ser así, se confirmaría la hipótesis del
“cónclave breve”. Así de breve fue el que llevó a la designación de Benedicto
XVI en 2005. Sólo cuatro votaciones fueron las que le dieron el papado a Joseph
Aloisius Ratzinger
Ocho años pasaron de aquel momento,
y como casi siempre ocurre en estos casos, las expectativas son grandes. Las
especulaciones y los pronósticos crecen entre los fieles y, más aún, en los
medios de comunicación de todo el mundo.
Lo cierto es que el próximo
pontífice enfrentará una Iglesia en crisis. Benedicto XVI dedicó la mayor parte
de sus casi ocho años de papado a reavivar el catolicismo de una tendencia
general a la secularización que ha relegado su importancia en la mayor parte
del mundo, especialmente en Europa. Los casos de abusos a menores han apartado
a muchos fieles, y el crecimiento de la Iglesia evangélica se ha dejado sentir
en continentes como África y América Latina.
En la reunión del lunes, el cardenal Tarcisio
Bertone, número dos del Vaticano, informó sobre la comisión que investiga el
presunto escándalo de las finanzas de la Santa Sede. Bertone subrayó los
esfuerzos para limpiar la reputación internacional de la institución, informó
el reverendo Federico Lombardi, vocero del Vaticano, en rueda de prensa.
Las finanzas de la Santa Sede, y en particular
de la banca vaticana, han quedado en entredicho por supuestas acusaciones de
corrupción.
Este asunto, unido al famoso caso Vatileaks,
el informe redactado por tres cardenales sobre la fuga de documentos
confidenciales de Benedicto XVI, ha marcado las congregaciones de cardenales
previas al cónclave.
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