Son el gran comodín de la moda y las usan las chicas, pero
también las mayores de 50, que si alguna duda tenían sobre su conveniencia, ya
no la tienen: hoy, Cristina asomó en Ezeiza con un par de calzas negras y les
dio el respaldo que les faltaba.
Con una camisa apenas pasando la cintura, la presidente de
la Nación se animó a experimentar con este diseño, que si bien suele ser muy
sentador (afina la figura como no lo hace ningún pantalón), tiene sus
exigencias. Cristina las pasó por alto. No importa: seguramente, en la próxima
podrá hacer los ajustes para que le queden mejor, mirándose al espejo,
recordando su investidura y pensándolo dos veces: ¿en lugar de una calza tan al
cuerpo no sería más coherente un chupín, su variante más holgada? ¿Y si en lugar
de una camisa corta elijo una que tape adecuadamente la cadera?
Porque si bien la moda no incomoda y ya casi no tiene edad,
hay una regla que se mantiene, la prudencia.
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