El hijo presidencial rompió el silencio y habló de todo con
Sandra Russo. Peronismo, oposición, y la salud de Néstor y Cristina.
Es uno de los jóvenes más famosos del país, pero pocos le
conocen la voz. Lidera una de las organizaciones políticas más importantes del
gobierno, pero casi nadie sabe qué opina sobre temas centrales. Hasta ahora,
Máximo Kirchner sólo había hablado públicamente en el documental sobre la vida
de su padre.
Pero ahora la periodista Sandra Russo publicó Fuerza Propia,
el libro dedicado a La Cámpora. Y entrevistó al hijo de la presidenta Cristina
Fernández de Kirchner, recopilando por primera vez sus opiniones y su historia
en la política argentina.
"Hoy parece que el peronismo es lo que abarca todo,
pero hay que ver qué piensan los pibes, si se sienten tan representados de esa
manera como para decir que son peronistas y ya está. Lo que se escucha es
Cristina", consideró Máximo, según el adelanto del libro publicado por el
diario Página/12.
Sobre sus compañeros de militancia y la juventud, sostuvo:
"Los veo muy de ir con lo propio. Están muy decididos. Y eso es lo que no
ve ni siquiera gente que nos ha venido acompañando. Ven a los pibes y se
enervan. Nos dicen soberbios. ¿Por qué soberbios? ¿Uno defiende su posición y
es un soberbio, y se tiene que bancar que vengan y te insulten y te digan que
todo anda para la mierda y, de esa manera, callado, uno estaría demostrando que
es democrático? ¿Y qué sería lo democrático? ¿Que el que sacó el 16 por ciento
le diga lo que tiene que hacer al que sacó el 54? Que digan lo que quieran,
nosotros seguimos. La Cámpora no es ni dogmática ni pragmática en exceso. Esa
permeabilidad nos permite seguir ampliando bases".
Políticas del kirchnerismo y la oposición: "Hay
políticas fuertes, como la de derechos humanos, o el desendeudamiento, que son
esenciales, constitutivas, como la conducción de Cristina. Sabemos que hay
sectores con los que no es posible ningún acuerdo porque si no te cagan a la
entrada te cagan a la salida. Después, hay mucho que es discutible,
conversable. Pero que se pongan entre ellos mismos de acuerdo. Porque si un día
la asignación universal se va por la canaleta del juego y de la droga, y al día
siguiente otra persona de la misma foto es capaz de decirte que el problema es
que hay que aumentar la asignación, no hay discusión posible".
Sindicatos: "Las mejoras en el poder adquisitivo de la
gente, por ejemplo, traen otros problemas que crea el ritmo de consumo de la
sociedad. Las mejoras en términos laborales traen aparejados ahora otros
problemas, los salariales. Yo creo que de todos modos esas reivindicaciones
salariales no pueden ser las únicas de los gremios, porque por caso están las
reivindicaciones por las condiciones de trabajo. Y también falta la conciencia
de que cada gremio es parte de un todo. No es que no entienda la lógica
corporativa, ¿eh? La entiendo, pero la última vez que la política se corporativizó
fue en 2001, cuando toda la política se cubría a sí misma. Y estalló todo. La
política dejó a la sociedad de lado y se quiso salvar sola. No pudo ser".
Contra los medios: "Los medios se centraron últimamente
en el ataque a la juventud en general, y a algunas organizaciones juveniles en
particular. Dicen que todo se hace por contratos, por cargos. Ese cliché. Y
mientras tanto no se ocuparon de los pibitos que son usados para vender drogas,
para delinquir o asesinar. Se olvidaron de un montón de cosas. El eje de ataque
de algunos medios fue la juventud que hace política".
Elecciones legislativas: "Lo que pasó estaba dentro de
nuestras expectativas. Las elecciones de mediano término... Las únicas que
ganamos fueron las de 2005, cuando Cristina fue candidata por la provincia de
Buenos Aires. Las otras las perdimos. Creo que el principal derrotado en las
elecciones del año pasado fue el odio. Habría que ver la Capital Federal en ese
sentido, ahí todo tiene otra composición, pero lo que pasa ahí no es lo único
que pasa. En líneas generales en todo el país lo que fue furiosamente
antikirchnerista no cuajó. (...) La política es muy dinámica. Lo que sí es
claro es que hay proyectos que electoralmente se vienen sosteniendo. Esos
proyectos pueden tener a veces más o menos votos, pero es eso lo que finalmente
se plantea a través de las ofertas electorales, los proyectos.
De Narváez, Carrió y el odio: "Uno ve cómo termina De
Narváez, que se paró ahí, en el “Ella o vos”, que le había ganado a Néstor
Kirchner, que tenía la fórmula de la Coca-Cola, y lo ves terminar boqueando con
Plaini, con Moyano, y que fue del treinta y pico que creía que tenía al cinco
por ciento. En octubre el derrotado fue el odio, salvo en el caso de Carrió,
que representa a los sectores más recalcitrantes y conservadores de la Ciudad
de Buenos Aires, donde se concentra la mayor parte del odio y el poder
mediático. Como perdió el odio, esos sectores hoy apoyan a Massa, que es
confuso".
Sergio Massa: "La propuesta de Massa es ésa, la
confusión, un tipo que estuvo dentro del proyecto, que fue fronterizo, que en
2011 acompañó a Cristina muy contento. En cómo le fue en las elecciones pesó la
asociación que hizo mucha gente entre su figura y las políticas de inclusión
jubilatorias que llevó adelante este gobierno. Massa fue un administrador de
los recursos que se obtuvieron gracias a consensos que costó mucho lograr, y no
fue él el que los logró. Empezó su campaña diciendo que había que preservar lo
que estaba bien y cambiar lo que estaba mal, de modo que los beneficiarios de
la asignación, por ejemplo, no se sintieron amenazados. Aprovechó. Percibió que
no había cabida para algo rabioso contra el Gobierno. Los poderes de siempre
buscaron que los representara alguien más tamizado que los candidatos puramente
odiadores, y Massa se deja usar en ese sentido. Pero va a tener que cuidarse,
porque cuando te usan esos sectores, si no respondés fielmente a lo que te
piden, de la misma manera que te impulsan te desechan. (...) De repente van
todos con la Constitución en la mano –era muy gracioso ver a gente como
Cariglino con la Constitución en la mano– porque querían firmar ante escribano
que se iban a oponer a la reelección de Cristina. Era patético, porque ellos
arrancan la campaña con un tema que no salió de nosotros, Cristina jamás
planteó su reelección. Confunden las cosas".
Reelección y Clarín: "En Chile la Constitución dice que
nadie puede tener más que un solo mandato, pero parece que la gente quiere otra
cosa. La reforma constitucional es una discusión pendiente que habrá que dar,
no ahora, porque van a decir que es oportunista. Pero eso no quiere decir que
en algún momento no haya que darla. El tema de la posibilidad de la reelección
no pasa por una cuestión constitucional, sino por lo que la gente quiera. Si te
vota o no te vota. ¿Qué era lo que decía Clarín en su momento? Pasan los
gobiernos y Clarín queda. Claro. El sistema está organizado para que esos
poderes, sea Clarín o cualquier otra corporación –porque a esta altura Clarín
es un símbolo que lo excede–, puedan desarrollar sus intereses sabiendo que a
lo sumo tienen que resistir uno o dos mandatos. Ellos quedan. Cuando Néstor
habla de Clarín nunca habla sólo de Clarín, sino del ariete de los sectores
concentrados. El ariete que con el tiempo, además de haber sido el vocero y,
gracias a eso, se transformó el socio de esos intereses. Primero fue vocero,
pero después le dieron Papel Prensa, después vino el cable, con nuestros
errores. Después el campo, pero de esos sectores ya tampoco eran voceros sino socios...
Los gobiernos pasan y son ellos los que están agarrados del poder".
La muerte de Néstor Kirchner: "Yo me acuerdo de una
nota que salió entre el acto del Luna Park y la muerte de Néstor, que hablaba
de “mística prefabricada”. Esa es la visión de ellos. El simulacro. Ellos no
creen y suponen que entonces nadie cree. Un mes después se muere Néstor y
salieron a decir que lo armó Fuerza Bruta. No lo pueden explicar. Se van por la
tangente. Estaba en el aire. Yo lo había olido en el Luna Park, ese magma.
Sobre la salud de Néstor, yo percibía. Pero el tipo lo tenía decidido, iba a
seguir. Eso lo hablé hace poco con la hija de Hugo Chávez. Ella estaba enojada
por el desgaste que producía la campaña en la salud de Hugo. Pero qué podés
hacer. Lo podés sentar, le podés decir lo que vos pensás, lo que vos preferís.
Pero es su vida, son sus decisiones. Antes del acto del Luna Park, cuando
recién salía de la internación, yo le decía: “no vayas, no vayas”. “No –me
decía–, quiere hablar tu vieja pero voy a hablar yo, porque los pibes me
quieren escuchar.” Logramos que no hablara. Vos ves las imágenes y le ves la
emoción en la cara, en los ojos. Trato de no ver el video, no lo resisto. El
vio la semilla. Y después la riega el 27. Y la nuestra es la responsabilidad del
chico del violín, el de la película. El que dice “este violín me lo dio el
Presidente”. Esos pibes tienen la posibilidad de vivir de acuerdo con lo que
creen, de animarse a creer, de animarse a desilusionarse. Porque esto es así.
Te desilusionás muchas veces pero volvés a creer. Hay riesgos. Los Alberto
Fernández en política son una constante. No deja de doler, pero uno tiene que
seguir. Cuando Néstor muere en Calafate, yo no lo quería traer. Yo quería que
se quedara en Gallegos. No quería verlo rodeado de gran parte de la dirigencia
política, los que lo habían difamado, le habían mentido, lo habían
traicionado... Porque traicionarlo, y con De Narváez... Pero cuando vi a la
gente, dije: “Bueno, esto es otra cosa”".
La salud de Cristina: "Uno la ve que atraviesa
situaciones y después sale con fuerza, pero claro, está presente lo que pasó
con Néstor. Cuando apenas asumió el segundo mandato hubo que atravesar el tema
de la tiroides. Y después esta otra operación. Uno no es insensible ni a lo que
tiene que pasar ella ni a la virulencia con la que la atacan. Uno quisiera, uno
está tentado muchas veces de salir a decir o a hacer cosas para defenderla,
pero las responsabilidades son las responsabilidades, y además la que manda en
cualquier situación, incluso en ésta, es ella. Pero creo que la sociedad
también tiene un techo para eso. Incluso los que no están de acuerdo, incluso
los que la critican: hay un límite. Y saben, perciben que Cristina es el último
dique de contención que hay hoy en la política argentina contra los intereses
que hicieron de la Argentina un país invivible y que tuvo su corolario final en
2001. Creo que hoy no hay ningún otro dirigente político que exprese esa
contención, porque para ganar espacio han transado con esos intereses".
El kirchnerismo desde la oposición: "Yo no voy a hacer
lo que nos hacen a nosotros. Y quizás en algún punto eso sea un problema para
no-sotros en el futuro. Pero creemos firmemente que uno tiene que construir
siempre, desde el oficialismo y desde la oposición. (...) Nosotros no queremos
ser como ellos. De ninguna manera queremos falsear la lectura de la realidad
para perjudicar a un adversario. Necesitan hacer que, más allá de los problemas
genuinos que tenemos –que no los negamos, como no negamos las contradicciones–,
necesitan desesperadamente su fracaso, convirtiendo ese fracaso en el de todos.
Y de esa manera nunca van a nacer opciones superadoras. Esto es lo preocupante
de este país, hoy. Que quieren que Cristina termine mal, y no tienen nada mejor
para ofrecer. No-sotros creemos que si perdemos porque aparece algo que nos
supera y nos mejora en términos de un proyecto que incluya y que beneficie a la
enorme mayoría de los argentinos, bancamos, está bien. Pero no es eso lo que
pasa".
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