Desde 2008, el 7 de junio refleja una llamativa paradoja: la
fecha que celebra el Día del Periodista evoca, desde ese año, el fallecimiento
de Bernardo Neustadt, uno de los exponentes más cuestionados y elogiados de la
profesión.
Nacido en Rumania el 9 de enero de 1925, Neustadt es una
referencia ineludible en el periodismo argentino de radio, televisión y gráfica
de la segunda mitad del siglo XX. Su recordada capacidad como comunicador no le
alcanzó para evitar ser encasillado como “periodista del poder”, sobre todo
durante la última dictadura militar y el gobierno de Carlos Menem.
“Lo que me impresionaba es que Bernardo era periodista las
24 horas del día”, recordó Clara Mariño, que lo acompañó durante décadas desde
el rol de productora. “Era muy obsesivo, muy exigente. No era tolerante a los
errores, si se producía uno lo desequilibraba bastante, también era así consigo
mismo”, agregó, en diálogo con Perfil.com.
“Los productores entendíamos su nivel de exigencia, porque
era exigente con él mismo en primer lugar. Trabajaba sábado y domingo, tenía el
celular abierto para todo el mundo, lo llamaba cualquiera a cualquier hora”,
comentó Mariño.
Mariano Grondona compartió con Neustadt el mítico Tiempo
Nuevo durante casi tres décadas. “Era un gran periodista, un periodista
natural, nato", aseveró. "He sido muy amigo de Bernardo muchos años,
empezamos a trabajar juntos de muy jóvenes, le he tenido gran admiración. Pocos
periodistas fueron grandes realmente, uno fue Jacobo Timerman y el otro fue
él”, confió Grondona a Perfil.com.
Por su parte, el secretario de redacción del diario La
Nación, y autor de Bernardo Neustadt, el hombre que se inventó a sí mismo,
recordó el peso mediático del artífice de "Doña Rosa" y el "no
me dejen solo". “Creó una forma absolutamente inédita que luego hizo
escuela en el periodismo argentino, fue un revolucionario de la telepolítica”,
definió. “Fue un gran periodista desde lo técnico y con los años se transformó
en un predicador mediático impresionante”, opinó Fernández Díaz.
" En la década del '80 y parte de los '90, Tiempo Nuevo
fue el escenario donde ocurrían los hechos políticos”, aseguró Díaz. “Nunca un
periodista tuvo tanto poder”, estimó. El propio periodista conoció ese poder
cuando en 1993 publicó la biografía no autorizada de Neustadt. “Llamaba a los
diarios para que no hablaran de mi libro, que vendió sólo 14.000 copias. Años
después nos reconciliamos”, recordó.
El poder. Durante el primer peronismo, Neustadt fue cronista
parlamentario de la revista PBT, donde escribía con el seudónimo de "El
Ratón de la Rotonda". Más tarde sería director general de Relaciones con
las Organizaciones del Pueblo y secretario privado del vicepresidente Alberto
Tessaire, lo cual sufriría tras la Revolución Libertadora. Fue el comienzo de una
relación de idas y vueltas con las fuerzas políticas.
En la década siguiente pasó a Clarín, fundó las revistas
Todo y Extra, condujo Tiempo Nuevo, y trabajó junto a periodistas que harían
carrera, como Mariño, Grondona, Daniel Hadad, Marcelo Longobardi, “Pepe”
Eliaschev y Magdalena Ruiz Guiñazú. Más adelante se le criticaría el respaldo
al golpe militar contra Arturo Illia y al autodenominado Proceso de
Reorganización Nacional.
“Yo no lo vi a Bernardo estar preocupado por ese tipo de
críticas. Nunca le escuché decir ‘yo soy un periodista objetivo’", aseguró
Mariño. "Él, en general, se jugaba por las ideas y las personas. Se
volcaba en cuerpo y alma en defender a determinadas personalidades muy
claramente, con sus errores y sus aciertos”, argumentó. “A Bernardo lo critican
mucho por eso, pero además hacía un gran programa. Si él hubiera representado
nada más que al poder, habría sido imposible que tuviera una influencia y una
repercusión tan importante durante tanto tiempo”, completó.
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