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viernes, 7 de junio de 2013

A cinco años de su muerte, evocan a Neustadt, el "periodista del poder"

Desde 2008, el 7 de junio refleja una llamativa paradoja: la fecha que celebra el Día del Periodista evoca, desde ese año, el fallecimiento de Bernardo Neustadt, uno de los exponentes más cuestionados y elogiados de la profesión.



Nacido en Rumania el 9 de enero de 1925, Neustadt es una referencia ineludible en el periodismo argentino de radio, televisión y gráfica de la segunda mitad del siglo XX. Su recordada capacidad como comunicador no le alcanzó para evitar ser encasillado como “periodista del poder”, sobre todo durante la última dictadura militar y el gobierno de Carlos Menem.
“Lo que me impresionaba es que Bernardo era periodista las 24 horas del día”, recordó Clara Mariño, que lo acompañó durante décadas desde el rol de productora. “Era muy obsesivo, muy exigente. No era tolerante a los errores, si se producía uno lo desequilibraba bastante, también era así consigo mismo”, agregó, en diálogo con Perfil.com.
“Los productores entendíamos su nivel de exigencia, porque era exigente con él mismo en primer lugar. Trabajaba sábado y domingo, tenía el celular abierto para todo el mundo, lo llamaba cualquiera a cualquier hora”, comentó Mariño.
Mariano Grondona compartió con Neustadt el mítico Tiempo Nuevo durante casi tres décadas. “Era un gran periodista, un periodista natural, nato", aseveró. "He sido muy amigo de Bernardo muchos años, empezamos a trabajar juntos de muy jóvenes, le he tenido gran admiración. Pocos periodistas fueron grandes realmente, uno fue Jacobo Timerman y el otro fue él”, confió Grondona a Perfil.com.

Por su parte, el secretario de redacción del diario La Nación, y autor de Bernardo Neustadt, el hombre que se inventó a sí mismo, recordó el peso mediático del artífice de "Doña Rosa" y el "no me dejen solo". “Creó una forma absolutamente inédita que luego hizo escuela en el periodismo argentino, fue un revolucionario de la telepolítica”, definió. “Fue un gran periodista desde lo técnico y con los años se transformó en un predicador mediático impresionante”, opinó Fernández Díaz.
" En la década del '80 y parte de los '90, Tiempo Nuevo fue el escenario donde ocurrían los hechos políticos”, aseguró Díaz. “Nunca un periodista tuvo tanto poder”, estimó. El propio periodista conoció ese poder cuando en 1993 publicó la biografía no autorizada de Neustadt. “Llamaba a los diarios para que no hablaran de mi libro, que vendió sólo 14.000 copias. Años después nos reconciliamos”, recordó.
El poder. Durante el primer peronismo, Neustadt fue cronista parlamentario de la revista PBT, donde escribía con el seudónimo de "El Ratón de la Rotonda". Más tarde sería director general de Relaciones con las Organizaciones del Pueblo y secretario privado del vicepresidente Alberto Tessaire, lo cual sufriría tras la Revolución Libertadora. Fue el comienzo de una relación de idas y vueltas con las fuerzas políticas.
En la década siguiente pasó a Clarín, fundó las revistas Todo y Extra, condujo Tiempo Nuevo, y trabajó junto a periodistas que harían carrera, como Mariño, Grondona, Daniel Hadad, Marcelo Longobardi, “Pepe” Eliaschev y Magdalena Ruiz Guiñazú. Más adelante se le criticaría el respaldo al golpe militar contra Arturo Illia y al autodenominado Proceso de Reorganización Nacional.

“Yo no lo vi a Bernardo estar preocupado por ese tipo de críticas. Nunca le escuché decir ‘yo soy un periodista objetivo’", aseguró Mariño. "Él, en general, se jugaba por las ideas y las personas. Se volcaba en cuerpo y alma en defender a determinadas personalidades muy claramente, con sus errores y sus aciertos”, argumentó. “A Bernardo lo critican mucho por eso, pero además hacía un gran programa. Si él hubiera representado nada más que al poder, habría sido imposible que tuviera una influencia y una repercusión tan importante durante tanto tiempo”, completó.

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