Francisco recibió a alumnos de colegios jesuitas a los que
confió que no quiso ser Papa y que no se mudó "por motivos
psiquiátricos". Los instó a "meterse en política" y "a
liberarse de la estructura económica que nos esclaviza".
El clima era festivo y bullicioso en el aula Paulo VI en el
Vaticano donde se apretujaban alumnos de los tres niveles –primaria, media y
liceo- de escuelas jesuitas de diferentes ciudades italianas y de Albania, en
una espera del Papa matizada con cantos y lecturas.
Tras la llegada de Francisco, tres alumnos, uno por cada
nivel, leyeron cartas que sintetizaban los muchísimos mensajes que los niños y
adolescentes de estos establecimientos habían estado preparando para él.
“Deseábamos tanto conocerte”; “tienes un rostro feliz que
comunica alegría”; “pareces joven como nosotros”; “eres un Papa especial”; “no
trabajes tanto, debes cuidarte”; “Papa Francesco, tú que estás más cerca de
Dios, ayúdanos a enfrentar los miedos”, “rezamos por ti a la Virgen porque
sabemos que eres devoto de la Madonna”, “si tienes momentos difíciles no te
olvides de que es Jesús quien te dio este trabajo”, “eres jesuita y argentino y
se ve en tu estilo y personalidad”: ésos fueron algunos de los cariñosos y
frescos mensajes que los niños le leyeron a un Jorge Bergoglio visiblemente
emocionado y feliz, aunque sereno como siempre.
Cuando le tocó el turno, el Papa avisó que no leería las
cinco páginas que tenía preparadas: “Será un poco aburrido… Hagamos una cosa:
haré un pequeño resumen y luego le daré, por escrito el texto, al padre
provincial y al padre Lombardi [su vocero] para que todos ustedes lo tengan. Y
después, si tienen preguntas, podemos hacer un pequeño diálogo”.
En su mensaje, el Papa dijo que la clave de la educación
jesuita era la “magnanimidad, ser magnánimos, con el corazón grande, sin miedo,
apostar siempre a los grandes ideales, pero también magnanimidad con las cosas
pequeñas, con las cosas cotidianas, tener el corazón grande”. “Pero esta
magnanimidad –advirtió- es importante encontrarla con Jesús, en la
contemplación de Jesús. Jesús es quien nos abre las ventanas al horizonte.
Magnanimidad significa caminar con Jesús, con el corazón atento a lo que dice
Jesús”.
Ampliar información en el siguiente enlace:
No hay comentarios:
Publicar un comentario