Inflación, baja rentabilidad y los departamentos para
turistas, los problemas.
Luego de un período de fuerte desarrollo y con una actividad
que se sostuvo en casi toda la década pasada, el segmento de hotelería boutique
en la Ciudad comenzó a sentir en sus cimientos los embates de la crisis
económica.
Según datos de la Asociación de Hoteles, Restaurantes,
Confiterías y Cafés (Ahrcc), en el último año cerraron diez establecimientos
hoteleros que se encuadraban en ese concepto.
El trato personalizado, el diseño, la escasa cantidad de
habitaciones y la exclusividad fueron los diferenciales sobre los cuales se
apoyaron estos emprendimientos para posicionarse como competidores de las
grandes cadenas hoteleras. Malabia House 1555, Baucis, Taylor Made,
Reminiscencias, Soho Suites, Craft, Synergie, y Dumont son algunos de los casos
que sucumbieron ante la inflación, la baja rentabilidad, la brecha cambiaria y el
abandono del turismo extranjero por el surgimiento de destinos más atractivos y
convenientes. Pero por sobre todas estas cuestiones, según atribuyen desde el
sector, por la proliferación de departamentos habilitados para alquiler
temporario orientados al turismo.
Estas unidades representan una opción tanto o más completa
que los hoteles boutique: fáciles de ubicar –existen varios sitios web para su
búsqueda– y bastante más rentables para sus propietarios, porque pagan menos
impuestos, carecen de personal estable y el nivel de gastos fijos se reduce a
los servicios que se ofrecen.
Según la Asociación de Agencias y Propietarios de Inmuebles
de Alquiler Temporario de la Ciudad hay registradas cerca de 7 mil unidades
bajo esta modalidad. Sin embargo, fuentes del sector aseguran que existen en
realidad unas 17 mil que facturan al año cerca de US$ 300 millones.
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