Jorge Bergoglio –que en la Argentina no llegó siquiera a
tener teléfono móvil y que todavía usa máquina de escribir- ha revolucionado la
comunicación vaticana. Sus tuits son los más difundidos y no para de sumar
seguidores.
¿Qué decir del contraste entre un Papa que llama a amigos y
a fieles a sus teléfonos fijos y un Papa "twittero" que ya tiene más
de 8,7 millones de seguidores y los sigue sumando?
El Sumo Pontífice es también la persona más retuiteada del
mundo. Superando en esto al político estrella y pionero de la red, el
presidente estadounidense Barack Obama, que tiene sin embargo muchos más
seguidores: 35 millones.
Más de tres cuartas partes de los líderes políticos del
mundo (77,7%) tienen un perfil en Twitter. Y es significativo que, al
presidente de la primera potencia mundial, al tope de la lista en número de
seguidores, lo siga el jefe de gobierno del Estado más pequeño del mundo,
Francisco.
La cuenta papal (@Pontifex) se desdobla en 9 idiomas,
incluyendo el latín. Tres de estas subcuentas
superan el millón de seguidores: la cuenta en español va primera con 3,4
millones, le sigue la de inglés, con 2,8, y tercera es la italiana que acaba de
superar el millón. La de portugués experimentó un gran salto con la visita del
Papa hizo a Río para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ): ya tiene 700.000
seguidores.
Sumando los followers de las otras (latín, francés, alemán,
árabe y polaco) el total es de algo más de 8.750.000. Para tener una idea del
ritmo de crecimiento, basta saber que el 19 de agosto los seguidores del Papa
eran 8.700.000; es decir que en 5 días sumó unos 50 mil.
Los mensajes de Francisco son retuiteados 11.000 veces en
promedio en castellano y 8.219 en inglés. Para el total de las cuentas, el
promedio es de 22.000 retuits. Obama tiene un promedio de 2.309 retuits, pese a
sus 35 millones de seguidores. Por eso los analistas de Twitter consagran al
Papa como el más influyente en esa red.
"He regresado a casa, y les aseguro que mi alegría es
más grande que mi cansancio", escribió al volver de Río de Janeiro. Y este
saludo fue retuiteado 12.100 veces en su versión española.
Otro tuit que impactó (13.585 retuits) fue la sencilla
frase: "Somos vasijas de barro, frágiles y pobres, pero dentro llevamos un
gran tesoro".
La clave de esa viralidad no la da sólo el plurilingüismo de
las cuentas pontificias sino también el estilo directo de los mensajes, que
llaman a los seguidores a actuar. Por ejemplo: "Dios es muy misericordioso
con nosotros. Aprendamos también nosotros a tener misericordia con los demás,
especialmente con los que sufren"; o bien: "Queridos jóvenes, sean
auténticos 'atletas de Cristo'. Jueguen en su equipo".
Aunque no está para nada familiarizado con ellas, el Papa no
tiene pruritos en que las llamadas nuevas tecnologías de la comunicación sean
puestas al servicio de la transmisión de su mensaje. Con motivo de la JMJ,
hasta se estableció que la indulgencia que el Vaticano ofrecía a los
peregrinos, sería extensiva a los que se confesaran y arrepintieran a través de
las redes.
Además, a fines de mayo pasado, el Vaticano lanzó su
aplicación para iPhone, iPad, iPod y Android llamada "Missio", que
retoma los cables de Fides, la agencia de prensa de la Santa Sede. El Papa hizo
el primer touch en el ícono de la tableta que decía "Evangelisantur"
(que sean evangelizados). También esta aplicación, gratuita, está en 8 idiomas
(francés, árabe, inglés español, italiano, alemán, portugués y chino).
En cuanto a la temática de los mensajes, un estudio de los
primeros 100 tuits del Papa -realizado por News Reputation- daba el siguiente
resultado: Jesús (14,5%), amor y misericordia de Dios (11%), caridad (11%), fe
y oración (9,8%), solidaridad y austeridad (7,8%), testimonio cristiano y
apostolado (7,3%), obras y coherencia de vida (7,3%), jornada mundial de la
juventud (7%), Virgen María (6,5%) y jóvenes (3,7%).
Si analizamos todo el contenido y estilo de los mensajes, no
sólo de los tweets sino de los tramos de sus homilías diarias –interrumpidas
por el verano pero que retomará en septiembre- que se difunden en diferido, se
desprende que Jorge Bergoglio sigue con su predicación de toda la vida, ahora
potenciada por su posición a la cabeza de una institución universal y por la
instantaneidad de internet. Pero el mensaje es el de siempre.
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