Una obra inaugurada por Kirchner colapsó y abrió la puerta a
un nuevo negocio de Cristobal López.
Diez días en algunas zonas, veinte en otras. En Caleta
Olivia, el agua corriente dejó de existir. Así, como se lee: más de 80 mil
personas no tienen agua corriente desde hace más de diez días. La situación no
es nueva, dado que padecen cortes frecuentes desde hace ya dos años, pero esta
ocasión saturó la paciencia de los residentes de la localidad santacruceña,
tanto por la cantidad de días sin suministro, como por la falta de respuestas
de las autoridades.
El motivo de la sequía es la rotura de los caños del
acueducto Jorge Carstens, conocido popularmente como acueducto Lago Musters, a
menos de 15 años de haber sido inaugurado como una obra que duraría "unos
100 años".
"El acueducto está totalmente fisurado", afirma
Alejandra Abregu, presidenta de la Unión Vecinal de la zona de Chacras. La
situación que describe parece cotidiana: "De dos a tres veces al mes se
rompen los caños que es la única forma que tenemos de recibir agua".
El panorama es complicado. Abregu señala que "ya no
queda ni agua mineral". Dependen de "seis camiones para 90 mil
habitantes" y de lo que puedan enviar desde la localidad de Pico Truncado.
Los camiones se abastecen en el acueducto viejo, que provee agua de pozo
contaminada con metales pesados de la producción petrolífera. "Si no hay
agua para las personas, peor la están pasando los animales y las plantas",
añadió.
Hugo Suárez, de la organización no gubernamental SOS Agua,
afirma que, en los lugares más altos, llevan más de 20 días sin suministro
hídrico. La ilustración de Caleta Olivia que efectúa Suárez es lapidaria. No
funcionan ni los bancos, durante 2013 se perdieron 60 días de clases, las
cloacas rebasan en las calles y las autoridades brillan por su ausencia, con
excepción del Poder Judicial, que decidió iniciar una causa a los manifestantes
que cortaron la Ruta 3.
Toda una obra K. Inaugurado el 4 de diciembre de 1999, el
acueducto abastece a las localidades de Sarmiento, Comodoro Rivadavia, Rada
Tilly y Caleta Olivia, entre el norte de Santa Cruz y el sur de Chubut. Su
construcción fue financiada en un 60% por la Nación, un 30% por la provincia de
Chubut y un 10% por Santa Cruz. Casualmente, el tramo de la discordia es el que
une Caleta Olivia con Comodoro Rivadavia, inaugurado por el entonces gobernador
Néstor Kirchner.
Estudios realizados sobre las cañerías del tramo
santacruceño determinaron que el deterioro de los mismos son comparables a
tubos de más de 50 años de antigüedad. Sin embargo, la obra tiene 15 años.
Alejandra Abregu afirma que esos son los caños que le
ofrecieron a la gobernación de Chubut y que fueron rechazados "por
viejos". En Santa Cruz habrían sido bien recibidos.
En la explicación oficial, el colapso del sistema hídrico se
debe al "aumento del consumo", argumento similar al esgrimido frente
al colapso del sistema eléctrico en otros puntos del país. Sin embargo, según
Hugo Suárez, las cañerías del acueducto original debería haberse mantenido con
un sistema de fricción catódica que nunca se hizo. El mantenimiento estaba -y
está- a cargo de la Sociedad Cooperativa Popular Limitada de Comodoro
Rivadavia.
En virtud de ese "colapso", en julio de 2013 se
lanzó la obra de "repotencialización" del acueducto Musters. El acuerdo
fue firmado por el gobierno de Santa Cruz, el de Chubut y el de Nación. Desde
ambas provincias criticaron que la adjudicación fuera íntegramente manejada por
el Ejecutivo Nacional. Lo cierto es que todo se gestó desde el ministerio de
Planificación de Julio de Vido, quien es el mismo funcionario que estaba a
cargo de las obras públicas santacruceñas cuando se construyó el viaducto de la
discordia.
¿La empresa ganadora? CPC, de Cristóbal López, cuyas
maquinarias llevan calcos de "Presidencia de la Nación".
"La solución que encontraron es la construcción de un
viaducto paralelo", afirma Hugo Suárez respecto de la licitación que ganó
en tiempo récord la constructora del empresario afín al kirchnerismo. A la
velocidad se le sumaron otros condimentos: "Nunca vimos los planos ni los
papeles", sostiene Suárez, quien añade que el Fiscal Federal de Caleta
Olivia, Lucas Colla, tomó cartas en el asunto.
La paradoja de Cristina. La obra de Caleta Olivia tuvo sus
quince minutos de fama presidencial en julio del año pasado, cuando Cristina
Fernández de Kirchner utilizó las redes
sociales para responder al reclamo de dos caletenses por los mismos problemas
de hoy en día.
La Presidenta había recordado a Néstor Kirchner y afirmó que
"en la década de los 90, cuando le tocó gobernar en un país que se
derrumbaba, obras a lo largo y lo ancho de la provincia... Hospitales
funcionando, clases todos los días. No había magia. Gestión, administración… y
trabajar, trabajar y trabajar los 365 días del año". Antes, contó que los
$329.980.387,67 que demandaría la obra, serían "totalmente financiados por
el Gobierno Nacional, como de costumbre".
Mientras tanto, los vecinos de Caleta Olivia esperan medidas
de parte del Estado para paliar la situación extrema que están viviendo. Y
también esperan que esa medida no consista en esperar a que se termine la obra
para volver a tener agua.
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